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"Interstellar": perspectivas de vidas

Autora: Alexandra González Aguña

La película propuesta para el mes de noviembre es una historia de muchas interpretaciones, de muchas perspectivas interconectadas acerca de un viaje por la vida. Para algunos es una película sobrevalorada, para otros una de las obras maestras de los últimos años que combina dirección, fotografía y música en una suerte de diálogo constante.


En esta ocasión el análisis se afronta una visión del cuidado enmarcada desde el pensamiento en el espacio-tiempo.

(Atención spoiler. Si no ha visto la película, primero disfrútela, obtenga sus propias reflexionar y, posteriormente, vuelva aquí para compartirlas.)


Nolan presenta un planeta condenado a desaparecer por el cambio climático que envuelve de polvo todo. Polvo somos y en polvo nos convertiremos, parece ironizar. Un grupo de científicos busca una solución: encontrar un planeta habitable donde enviar a la población o, en caso extremo, alcanzar a llegar para dejar unos embriones que funden nuevamente la especie. Bajo este objetivo tan actual en nuestro tiempo parte Cooper (Matthew McConaughey) al espacio dejando atrás a su familia y, en concreto a la otra protagonista, su hija Murph (Jessica Chastain).



La película entrará entonces en dos caminos paralelos. Por una parte, Cooper, un padre que buscando una solución a la humanidad (y a su familia) abandona todo para ir al espacio donde el tiempo cambia según la gravedad y, por otra, Murph, una hija que ve partir a su padre con la promesa de encontrarse en algún momento, aunque sin saber qué edad tendrá cada uno.


A partir de entonces el desarrollo de los personajes parece cruzarse.


Cooper comienza con la voluntad, el conocimiento y la posibilidad de un adulto cuyo objetivo es un bien superior, aunque ello le suponga un conflicto del rol parental y una evidente interrupción de los procesos familiares. En su viaje por el espacio su ánimo irá cambiando según descubra las dificultades, pérdidas y mentiras que le llevan hasta casi la impotencia y la desesperanza. Quizás la solución llegue tarde o no exista y, sin embargo, el tiempo no cesa de consumirse. Lo que para él son minutos en un planeta, para su hija son años.


Por su parte Murph arranca en una etapa vital crucial, la de una niña curiosa e inteligente que perdió a su madre recientemente y su único deseo es no perder la figura de su padre. Si bien en segundo plano aparecerán como sostenedores de la familia un abuelo y un hermano con roles distintos pero fundamentales para salir adelante ante la marcha de Cooper. Murph representa la negación ineficaz que desarrolla a un afrontamiento defensivo marcado en toda la película por la partida del padre. Incapaz de hablar con él, solo se comunicará cuando ella cumpla los años que él tenía al partir. La promesa de un reloj para marcar el tiempo al encontrarse de nuevo. Sin embargo, esta circunstancia marca su crecimiento y su dedicación profesional como científica que busca una solución al problema de la gravitación para permitir una vía de vuelta a su padre.


Llegado el momento crítico, tanto Cooper como Murph serán conscientes de las ínfimas posibilidades de un encuentro y de salvar al plantea. Cooper se encuentra perdido en el espacio y sin esperanza de volver a ver a los suyos, por lo que se sacrifica para salvar la vida de la única compañera de viaje que le queda y que puede llegar a iniciar una nueva especie en el planeta que buscan. Esta decisión trascendental le lleva a él a un agujero de gusano donde espacio y tiempo habitarán desde una quinta dimensión.


De este modo, las vidas de los dos protagonistas se cruzan como un diálogo en hélice donde partida y desenlace se encuentran en el mismo punto del espacio, una habitación, y en tiempos que pueden ser a la vez el mismo o distintos.


La película podría terminar ahí, en el hallazgo de Murph de la solución para salvar a la humanidad y permitir volver a Cooper, y, sin embargo, Nolan añade una secuencia que cierra aún más el ciclo. Una Murph anciana y a punto de morir se reencuentra con su padre, para quién apenas ha pasado el tiempo. La secuencia es inversa a la de apertura de la trama. Ahora será ella quien parta dejando atrás a su padre. Ante ello se reposiciona los roles y pide a su padre que se marche, que no vea morir a su hija y que busque a su compañera astronauta en un planeta en el que puede iniciarse la vida tal y cómo había estado buscando.



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