SoCMaC ha participado en una carrera popular para apoyar a la Asociación Caminando en su labor social (https://twitter.com/SocmacO/status/1102215758250151939?s=20).
Ante acciones como esta, cuando una sociedad científica se relaciona con una asociación sin ánimo de lucro que persigue la búsqueda de la calidad de vida de personas y familias sea cual sea su condición de cuidados, surge la pregunta de por qué, una sociedad científica, debe desempeñar un papel participante dentro de un grupo comunitario.
Quizá para comenzar, y aún a sabiendas de que se podría recurrir a diversa literatura al efecto justificativo, se cita, en esta ocasión, la memoria del primer año de residencia de la Enfermera Doctora Marta Fernández Batalla que comenzaba diciendo:
“Ha sido un año duro, en “aquel invierno no paraba de llover”. Un año marcado por la crisis (2012), no ajena a ninguno de nosotros, y que en “la comunitaria” se vive cada día. Así, el mismo día que empecé la residencia, fue el día elegido para que los nuevos nacidos desde esa fecha no recibiesen la vacuna del Neumococo por parte de la Comunidad de Madrid.”
Dicha cita, de hace ya algunos años, nos acercaba ya entonces a la idea de la vulnerabilidad de cada persona, de una comunidad ante una suerte de situaciones o acontecimientos vitales que se producen (o se pueden producir) en el tiempo de cada quien: en el tiempo de la vida.
Y es que, a pesar de que en la sociedad actual se nos pretende convencer de una posición de seguridad, tarde o temprano (al menos que las luces de neón nos cieguen del todo) nos encontraremos de bruces con nuestras necesidades: esas que nos hacen sabernos efímeros; humanos necesitados del cuidado.
Son estas necesidades, que se reflejan en la vulnerabilidad, las que ponen de manifiesto el requerimiento de aumentar en la medida de lo posible (el límite de esta “medida de los posible” es otra historia) las propias capacidades, así como, de buscar y compartir con otros dichas capacidades, pero también las necesidades: es el terreno del cuidado al otro.
Nos han contado (de manera más o menos filosófica, científica o literaria) y, hemos experimentado, aunque algunos quizá no lo recuerden, que los seres humanos vivimos en grupo y lo hacemos porque somos seres sociables y gregarios. La vida social humana: ya desde el nacimiento, se desarrolla en grupos.
Pero hay que distinguir entre un simple agregado de personas, que están juntas accidentalmente, cuyos propósitos se disuelven como la espuma de las olas, entre las que no existe conciencia grupal, y los grupos propiamente dichos ,que son “aquellas colectividades cuyos miembros demuestran poseer conciencia grupal, cohesión en la acción, integración mutua y una existencia relativamente duradera”.
Y he aquí que, tras tanta vuelta y revuelta, tras tantas cosas vistas y más vividas, llegamos al concepto de asociacionismo.
El asociacionismo como la posibilidad de compartir, acompañar y ser acompañado, de tomar un poco del otro (su bagaje, su experiencia) y de dar algo de ti al otro, de cuidar y ser cuidado. Así retomaremos a Roy Batty, Replicante de la película de Blade Runner como protagonista del recuerdo:
"… he visto cosas que vosotros no creeríais: Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos “C” brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán... en el tiempo... como lágrimas en la lluvia”.
O como se dice en “Axiomas del cuidado” los hechos que un cuidador de otros llega a ver a lo largo de su vida:
“...he cuidado a gentes que no creeríais: niños olvidados más allá del recuerdo de sus padres. He visto sonreír “S” alegrando el propio dolor cerca de las puertas de la muerte. Todos esos modelos se perderán… en el tiempo… como lágrimas en la lluvia”.
SoCMaC desde hace tiempo ha reflexionado sobre ello, conociendo que uno solo, o un único grupo profesional, no logrará más que en un conjunto, multidisciplinar, diverso (y que acepte la diversidad), y es esté el motivo que nos lleva, como Sociedad, a apostar claramente por el cuidado y la salud comunitaria.
El asociacionismo es una forma de participación social en la cual las personas se agrupan en torno a un/os objetivo/s común/es con intencionalidad de acción, es decir, con voluntad de desarrollar una acción colectiva: aceptando sus competencias, pero también las diversas necesidades.
Y como en toda acción, vista desde el prisma del cuidado, existen tres aspectos imprescindibles que los sostiene: Saber, Poder y Querer (Orem es poderosa y al final siempre aparece).
Para tratar las limitaciones de acción de propuestas por D. Orem (S,P,Q) tomaremos la tesis de Santamaría García quien propone que toda acción individual y, en el caso de esta escrito, la grupal se sustenta en el:
Saber: que tiene que ver con desarrollar la capacidad de informarse y formarse, de aprender estrategias de organización y operatividad.
Poder: que está relacionado con la existencia de cauces para la participación, que posibiliten realmente el agrupamiento de personas con intencionalidad de acción.
Querer: que hace referencia a la motivación, el deseo de llevar algo a la práctica, de agruparse, etc.
Precioso y apreciado texto que transmite serenidad y reconforta