Fue el comienzo de tomar conciencia de nuestra condición de ser humano, y más que eso, de la condición de Persona, con todo lo que ello implica (y no lo digo yo, bien lo saben mis colegas de investigación de @MISKC)
Fue tiempo de dejar de actuar como individuos y actuar como conjunto. En ese tiempo aprendimos a mirarnos como semejantes y como tales vimos que teníamos necesidades comunes y que éramos necesarios cada uno en nuestro papel. Unidos para un mismo fin.
Fue tiempo de Cuidado (como diría @Chesantgar). Unos cuidaban sin descanso, olvidando su propio Cuidado, pero a su vez nutriéndose cada segundo del otro. Aprendimos cuales eran nuestras capacidades y también cuales nuestras limitaciones, y esa combinación era precisa.
Fue tiempo de adaptarse, cada minuto, cada hora, cada día era un reto nuevo, pero cada día era un día menos.
Fue tiempo de ver, pero de ver de verdad no solo de mirar. Darse cuenta que el otro está ahí, que desconectados como estábamos de nosotros mismos y del entorno no podíamos sobrevivir. La presencia del otro se hizo palpable, visible, real.
Fue tiempo de quitarse corazas y nos dejamos tocar las emociones y participamos unos con, por y para los otros. El camino no podía ser recorrido como hasta ahora, así no llegaríamos.
Por tanto, fue tiempo de regalo. Se abría ante nosotros un nuevo mundo … ¿y si, solo si?
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