Autora: Blanca Gonzalo de Diego
Dicen desde la Organización Mundial de la Salud que “es fundamental aprovechar el potencial de las tecnologías digitales para alcanzar la cobertura sanitaria universal. Al fin y al cabo, estas tecnologías no son un fin en sí mismas, sino herramientas esenciales para promover la salud, preservar la seguridad mundial y servir a las poblaciones vulnerables”.
Esta afirmación repercute directamente en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 10: Reducción de las desigualdades, en boga en la actualidad, centrándonos en sus repercusiones en el área del cuidado de la salud. A pesar de ello, no hemos de olvidar las repercusiones que tiene en otros de los ODS relacionados con la ecología (control de la producción terrestre, consumo responsable o ecosistema terrestre). Sin olvidar, que el uso de la Inteligencia Artificial debe contribuir a la justicia e igualdad de acceso a los beneficios que de ella se deriven.
El avance y consecuencias que trae consigo esta tecnología ha dado lugar en el ámbito europeo a cuestionarse cuáles son las implicaciones éticas y morales. En el terreno que nos atañe, como investigadores del cuidado, preocupa en dos sentidos fundamentales, los cuales corresponden a las dos vertientes fundamentales que engloban el paradigma de la robótica del cuidado:
- Por un lado, en relación al ámbito “asistencial”. En este caso, estamos ante máquinas que cuidan de personas en diferentes entornos y realidades en línea con lo que veíamos al principio de este post.
- Por otro lado, en las competencias que podría llegar a asumir la máquina en cuanto a la capacidad para simular el cuidado humano que pudieran llegar a desarrollar.
Herramientas, por tanto, capaces de ir más allá de la imitación de un mero acto, en este caso del cuidado. Para explicar este tipo de robótica del cuidado se ha de partir de que el cuidado no es sólo acto en sí mismo sino también la necesidad que lo habilita. Y esto, se hace aún más patente cuando uno reflexiona acerca de su propio cuidado. Gusto de utilizar un elemento estético que ejemplifique y clarifique de forma narrativa esta secuenciación del ciclo del cuidado en el continuum temporal, no es otro que nuestro amigo Pinocho:
“Mientras tanto se iba haciendo de noche. Pinocho se acordó de que no había comido nada. Y empezó a sentir en el estómago un cosquilleo que se parecía muchísimo al apetito. Pero el apetito en los muchachos camina muy deprisa. A los pocos minutos el apetito de Pinocho se convirtió en hambre, y en un abrir y cerrar de ojos el hambre se hizo canina y rabiosa. El pobre Pinocho se acercó al fuego donde estaba aquella olla que hervía, y quiso destaparla para ver lo que había dentro.”
Las aventuras de Pinocho (Capítulo V), Carlo Collodi
Puede así explicarse, como el protagonista del cuento percibe la necesidad de alimentarse de manera fisiológica, como dicha necesidad avanza en el tiempo y se convierte en un problema. Irremediablemente Pinocho debe actuar y toma la decisión de querer proveerse de alimentos y, por ello los busca. Haciendo así, intentos por satisfacer su necesidad.
¿Estamos entonces ante un futuro que ya es presente en el que el cuidado de la salud deje de ser contexto para ser paradigma en robótica?
Recuerda que el colibrí nunca para de volar…
Para saber más:
- Teleconferencia RIEI: La construcción de un agente robótico desde el paradigma del cuidar_me
- ¿Listo para una enfermera robot? El futuro llegó y se presenta en Cuba